Me encantan este tipo de recetas que, aunque no lo parezcan, son super fáciles, además de riquísimas, claro está.
Y si además lo haces cuando tienes invitados... quedarás como Dios (hablando claro).
Yo las suelo hacer para comer así, tal cual o como ingrediente en otros platos (supongo que os lo contaré en la próxima receta... paciencia!)
- 300 gr de almejas
- Una cucharada de cebolla (yo puse de la pochada que viene en tarro)
- 2 dientes de ajo o 2 cucharaditas de ajo en polvo
- 1/2 cucharada de pan rallado
- El zumo de 1/2 limón
- Perejil picado
- Guindilla (opcional)
- 1/2 vaso de vino blanco
- Aceite y sal
Modus operandi:
- Se lavan las almejas varias veces en agua fría para quitarles la arena que puedan tener. Se escurren y se ponen en una cazuela a fuego vivo con medio vaso de agua.
- A medida que se abren, se van retirando, se ponen en una caerola y se reservan.
- Se reserva el agua de cocerlas.
- En un poco de aceite se fríe la cebolla y el ajo, se agrega el pan rallado y el perejil. Se rehoga y se añade el agua de cocer las almejas (colado), el vino blanco, el zumo de limón y la guindilla, se da un hervor y se vierte sobre las almejas. Se deja hervir despacio unos 10 minutos.
- Se sazona de sal y se sirven.
NOTA: La salsa debe quedar espesa, si no fuera así, se añade un poco más de pan rallado. Y si estuviera demasiado espesa, se pone un poco de agua.
Espero que os haya gustado.
Buen provecho!
Qué ricas almejas Lorena. Me encantan así preparadas, te han quedado para comérselas en un momento. Qué saborcito más rico, y con el toque picantito. Qué hambre!!!
Un beso
Vaya almejas tan buenas con esa salsita en su punto!!!
Besos, feliz finde.
Un plato con el cual chuparse los dedos.
Muchas gracias! Me alegro de que os guste. Besos!